El primer gran paso en la historia del transporte de mercancías fue la introducción del ferrocarril. En España se inauguró en 1848 la línea Barcelona-Mataró, tanto para viajeros como para mercancías, que marcó un antes y un después.
A partir de ahí surgieron cientos de pequeñas líneas ferroviarias que empezaron a conectar puntos industriales (como minas y centrales eléctricas), localidades históricas y puertos marítimos. Por poner un ejemplo, (la línea inaugurada en 1854 entre Jerez de la Frontera y el puerto del Trocadero, en Puerto Real, tenía como objetivo precisamente llevar el vino de la zona hasta el puerto para luego exportarlo a Reino Unido.